ROL DE LA MUJER EN LA DRAMATURGIA VENEZOLANA. I PARTE.

La paradoja del rol de la mujer en un espacio llamado Venezuela.

Si el silencio y la imaginación han sido las dos metáforas complementarias a las que ha recurrido la mujer para convivir en el mundo, el silencio podría ser una treta para rechazar la autoridad. En la obra Al Unísono de Elizabeth Schon, compuesta por dos personajes distinguidos como Hombre y Mujer, el hombre dialoga, argumenta, muestra su mundo, invita a convivir en él  y ella tan solo responde monosílabos a todo lo que el Hombre dice. Ella decide qué responder, y ejecutará lo que él propone desde su silencio.

Encuentro una gran paradoja, en el rol de la mujer y su relación con el contexto venezolano, es una especie de machismo, construido desde el matriarcado que encontraremos por supuesto en la escritura femenina. Es una especie arquetipo; de secreto colectivo, claro y conciso que viene de un mundo regido por unas leyes de hierro que no están escritas en ningún papiro, en ningunas tablas sagradas, pero que convive y se hacen propias en cada una de nuestras decisiones.

Es más allá de un rol, es lo que debemos ser, lo que debemos construir. Como las arañas que construyen sus telas desde su naturaleza.  El rol de la mujer dentro de la dramaturgia venezolana está en comunión exacta con este arquetipo.  La mujer. Desde su debilidad, es fortaleza, aguda, silenciosa, dulce y mandona, generadora de vida, de muerte, de espiritualidad, carnalidad y fuerza. En este punto, y desde este punto, reviso a una diosa, silenciosa, que está en nuestro inconsciente colectivo, diosa india, y más que india, diosa construida en base a la unión de culturas. Maria Lionza. Mujer y Diosa y mito.

Tomando en cuenta que los mitos son parte del inconsciente colectivo, de los deseos prohibidos, de las motivaciones y las conductas irracionales.  Una dramaturga, Ida Gramcko, crea su obra María Lionza. Desde su interioridad, desde la voz de la mujer, diosa, mujer y como desde su individualidad y su intimidad nos habla, nos acosa, nos grita su secretos. Ella le suplicará a su amante que vaya donde la diosa a rogarle que le conceda un cuerpo para gozar su amor: “Dile que quiero ser mujer”, exclama. Es a través del mito que ella encuentra un instrumento eficaz para redefinir quienes somos. Yo, misma en mi escritura, recree a La Guatusi, En Con Los Demonios Adentro, La guatusi, es  mendiga de una tribu de miserables por la que luchan y en la que creen, pero que los ha abandonado. La Guatusi regresa para exigir a todos, venganza por la pobreza, los manda a matar a todos los que los han llevado a ese andar por la vida llenos de miseria, ella trata de hacerse sentir y de ser el líder que dicen que es. Ellos confundidos por el rompimiento de la regla, deciden enfrentarla, matarla  y convertirla en mito, para poder seguir sobreviviendo a su pobreza, con el sueño de otra vida mejor, convertidos en su nombre de Diosa Inmortal.

Este sería un rol de mujer que transgrede sus propias leyes y que debe destruirse, porque no hay perdón para el que pretenda cambiar, cortar el orden establecido le ley, matriarcal, que es la ley de la vida. Ella les ha dado un porque, un sueño, una esperanza y después pretende arrancárselos, este hecho los obliga a aniquilarla y a reconvertirla en mito.